Algunas empresas mantienen una relación de exclusividad con trabajadores por cuenta propia como si fuesen empleados para ahorrarse el pago de las cuotas a la Seguridad Social.
Mucho se está hablando en los últimos tiempos de los falsos autónomos. No es que supongan una novedad en el mercado laboral, ya que su auge se registró en la parte final de la crisis, pero sí producen unos efectos perniciosos considerables tanto en las cuentas de Hacienda como en el bolsillo de los propios trabajadores por cuenta propia. Aquí te explicamos qué es un falso autónomo.
Básicamente, un falto autónomo es un trabajador que mantiene un relación de exclusividad y dependencia con un única empresa de la misma manera que lo haría un empleado al uso, pero sin contar con un contrato como tendría éste. Así que trabaja como un asalariado más para la pyme o la compañía, aunque sin estar dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social.
Según recuerdan desde Legálitas, eres un falso autónomo si cumples las siguientes características:
– Tienes que acudir a al centro de trabajo del cliente diariamente y con un horario fijo.
– Recibes encargos que no puedes rechazar.
– Percibes una retribución determinada de forma unilateral.
– No tienes capacidad de decidir sobre la organización de tu trabajo, ni sobre la carga del mismo.
El falso autónomo se convierte en tal generalmente obligado por la empresa para la que trabaja, en la práctica, como un empleado corriente. El objetivo del contratante es ahorrarse los gastos que significan las cuotas a la Seguridad Social. Obviamente, se trata de una práctica ilegal.
El primer damnificado es el propio trabajador por cuenta propia, puesto que no cuenta con la protección y las ventajas que ofrece un contrato laboral. Por ejemplo, en caso de baja médica, despido o para contabilizar la antigüedad, entre otros supuestos. Asimismo, el ahorro que logra la empresa repercute directamente sobre el dinero del autónomo, que se ve forzado a pagar la cuota que le corresponde a la Seguridad Social que el negocio ha esquivado. También se produce una competencia desleal con otras empresas, al ahorrarse la sociedad que actúa de manera ilegal un coste que el resto sí abona. Finalmente, la Agencia Tributaria deja de ingresar cientos de millones de euros cada ejercicio por la existencia de los falsos autónomos, con lo que se produce un efecto negativo sobre el conjunto de la sociedad.
Aunque muchos de estos fraudes laborales se producen en el ámbito de los autónomos económicamente dependientes, no se debe confundir aquéllos con éstos. Los segundos usan, de entrada, una fórmula legal, lo cual ya es una diferencia notable. En esencia, son los trabajadores que realizan una actividad económica o profesional a título lucrativo y de forma habitual directa y predominante para una persona física o jurídica -el cliente con el que se firma un contrato-, de la que depende económicamente por percibir de ella, al menos, el 75% de sus ingresos.
Descubre aquí las consecuencias de trabajar con falsos autónomos.